Jul 30, 2025 | Bioética Clínica

Responsabilidad social en la educación médica: del consenso global a la acción transformadora en Venezuela

La educación médica del siglo XXI enfrenta un reto histórico: pasar de una excelencia académica autorreferencial a una excelencia con impacto social real. El Consenso Global sobre Responsabilidad Social de las Facultades de Medicina (GCSA) exige que las universidades demuestren cómo su docencia, investigación y servicio mejoran los sistemas de salud y la vida de las comunidades a las que sirven. Esto supone escuchar a la sociedad, anticiparse a sus necesidades y formar médicos capaces de liderar cambios. En Venezuela, donde persisten desigualdades y carencias, este llamado es urgente: la educación médica debe alinearse con los valores de relevancia, equidad, calidad y compromiso ético. Las facultades y sociedades científicas tienen la obligación de asumir la responsabilidad social no como un eslogan, sino como un contrato moral con el país. Medir el éxito no por publicaciones, sino por vidas transformadas: esa es la verdadera excelencia.

Responsabilidad social en la educación médica: del consenso global a la acción transformadora en Venezuela

La educación médica del siglo XXI enfrenta un reto histórico: pasar de una excelencia académica autorreferencial a una excelencia con impacto social real. El Consenso Global sobre Responsabilidad Social de las Facultades de Medicina (GCSA) exige que las universidades demuestren cómo su docencia, investigación y servicio mejoran los sistemas de salud y la vida de las comunidades a las que sirven. Esto supone escuchar a la sociedad, anticiparse a sus necesidades y formar médicos capaces de liderar cambios. En Venezuela, donde persisten desigualdades y carencias, este llamado es urgente: la educación médica debe alinearse con los valores de relevancia, equidad, calidad y compromiso ético. Las facultades y sociedades científicas tienen la obligación de asumir la responsabilidad social no como un eslogan, sino como un contrato moral con el país. Medir el éxito no por publicaciones, sino por vidas transformadas: esa es la verdadera excelencia.

Resumen

En el siglo XXI la educación médica enfrenta un desafío crucial: pasar de la excelencia académica autorreferencial a una excelencia con impacto social. El Consenso Global sobre la Responsabilidad Social de las Facultades de Medicina (GCSA) propone un nuevo paradigma donde las instituciones educativas deben demostrar que su docencia, investigación y servicio contribuyen a mejorar el estado de salud de la población y la eficiencia de los sistemas sanitarios. Este artículo revisa los fundamentos teóricos de la responsabilidad social universitaria, describe las diez áreas estratégicas definidas por el GCSA y reflexiona sobre la necesidad de incorporar estos principios a la educación médica venezolana. La evidencia señala que la educación médica continua, la acreditación basada en impacto y la formación de líderes comprometidos son pilares esenciales para transformar las instituciones. En Venezuela, los postgrados de cardiología basados en competencias y el movimiento académico promovido por iniciativas como Instituto Educardio representan oportunidades concretas para avanzar del consenso a la acción.

 

Introducción

El Informe Flexner (1910) transformó la enseñanza médica, orientándola hacia la ciencia y la técnica. Sin embargo, en el siglo XXI los retos son distintos: calidad, equidad, relevancia y pertinencia social (1,2). El concepto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) surge para exigir a las universidades un compromiso más activo con la sociedad, integrando docencia, investigación, extensión y gestión (3).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 1995 la responsabilidad social de las escuelas de medicina como la obligación de dirigir enseñanza, investigación y servicio hacia las necesidades prioritarias de salud, identificadas junto a los gobiernos y la sociedad (4). Este cambio supone que las universidades deben rendir cuentas no solo de procesos académicos, sino del impacto social de sus egresados.

 

Fundamentos teóricos

Responsabilidad social universitaria (RSU)

La RSU implica escuchar activamente las necesidades de la sociedad y responder con acciones dinámicas en los ámbitos de formación de ciudadanos (docencia), generación y difusión del conocimiento (investigación) y desarrollo de la comunidad (extensión). La gestión institucional se convierte en el eje integrador de estas funciones (3).
A diferencia de la filantropía, la RSU exige acciones basadas en el conocimiento y vinculadas a los problemas sociales y sanitarios.

Valores esenciales (OMS 1995)

Cuatro valores fundamentan la RSU en ciencias de la salud:

  1. Relevancia: priorizar problemas sociales y de salud significativos.
  2. Equidad: garantizar el acceso universal a servicios de calidad.
  3. Calidad: asegurar altos estándares desde la prevención hasta la atención terciaria.
  4. Costo-efectividad: optimizar el uso de recursos escasos (4).

 

El Consenso Global (GCSA 2010–2011)

Entre 2010 y 2011, 130 organizaciones y expertos de todo el mundo participaron en un proceso Delphi y en una conferencia en East London (Sudáfrica), cuyo resultado fue el Consenso Global sobre Responsabilidad Social de las Facultades de Medicina (GCSA) (2).
Este consenso define 10 áreas estratégicas:

  1. Previsión de necesidades de salud de la sociedad.
  2. Asociación con sistemas de salud y actores sociales.
  3. Adaptación al cambio en el rol de los profesionales de la salud.
  4. Educación basada en resultados.
  5. Gobernanza responsable de la facultad.
  6. Redefinición de estándares en educación, investigación y servicio.
  7. Mejora continua de la calidad.
  8. Mecanismos obligatorios de acreditación.
  9. Principios globales y especificidad de contexto.
  10. Rol de la sociedad en la evaluación.

Estas áreas buscan que la educación médica produzca impacto medible en los sistemas de salud y en el bienestar poblacional.

 

Estándares y acreditación como instrumentos de RSU

El GCSA propone que los sistemas de evaluación y acreditación incluyan indicadores de impacto social. Ya no basta evaluar programas: es necesario demostrar que los graduados trabajan donde son necesarios, que su práctica mejora indicadores sanitarios y que existe coherencia entre los valores declarados y las acciones reales (2).
Este enfoque también impulsa la interprofesionalidad, la participación comunitaria y la retroalimentación de la sociedad como elementos centrales de los estándares.

 

Responsabilidad social y educación médica continua

La educación médica no termina con la graduación. Iniciativas como Medicina y estudio para toda la vida subrayan que la actualización científica permanente es parte del compromiso social del médico (5).
Se requieren modelos educativos transformadores donde los docentes sean líderes capaces de rediseñar programas orientados a problemas reales (6).
Los estándares internacionales de calidad (7) son el marco de referencia para garantizar procesos académicos que favorezcan la RSU.

 

Retos emergentes

En Venezuela y en muchos países de Latinoamérica persisten desafíos importantes:

  • La confusión entre popularidad y competencia: las redes sociales no pueden sustituir los sistemas formales de certificación profesional (8).
  • Desajuste entre la formación médica y las necesidades sanitarias locales.
  • Carencia de políticas nacionales sólidas de acreditación y recertificación.

A pesar de estas limitaciones, existen experiencias positivas como el diseño de postgrados de cardiología bajo el enfoque de competencias (9), alineados con los principios del GCSA.

 

Recomendaciones estratégicas

  1. Adoptar el GCSA adaptado a la realidad venezolana.
  2. Vincular a las comunidades y sistemas de salud en la planificación curricular.
  3. Establecer mecanismos de acreditación periódica con indicadores de impacto social.
  4. Formar médicos líderes que combinen excelencia clínica y compromiso social.
  5. Consolidar plataformas de educación continua como motor de transformación.

 

Conclusiones

La responsabilidad social de la educación médica no es opcional: constituye una obligación ética con la sociedad. Pasar de los consensos internacionales a acciones concretas permitirá que la educación médica en Venezuela, y en América Latina, evolucione hacia un modelo en el que el éxito se mida por el impacto en la salud y la equidad, más que por los logros internos de la academia.

 

Referencias

  1. Boelen C, Woollard R. Social accountability and accreditation: a new frontier for educational institutions. Med Educ. 2009;43:887–94.
  2. Boelen C, Woollard R. Consenso Global sobre la Responsabilidad Social de las Facultades de Medicina. Educ Med. 2011;14(1):7–14.
  3. Centeno A, Del Río AB. El tiempo de la responsabilidad social de las escuelas de medicina. Rev Docencia Universitaria. 2012;10:269–75.
  4. Boelen C, Heck JE. Defining and measuring the social accountability of medical schools. 1995.
  5. Núñez Medina TJ. Medicina y estudio para toda la vida. Instituto Educardio. 2024.
  6. Núñez Medina TJ. Educación médica continua transformadora: liderazgo médico para rediseñar los modelos educativos. Instituto Educardio. 2024.
  7. Núñez Medina TJ. Estándares internacionales en la educación médica: fundamentos, desafíos y perspectivas. Instituto Educardio. 2024.
  8. Núñez Medina TJ. ¿Pueden las redes sociales certificar la competencia médica? Instituto Educardio. 2024.
  9. Núñez Medina TJ. Postgrados de cardiología en Venezuela bajo el enfoque de competencias. Instituto Educardio. 2024.