Introducción
La hipertensión arterial se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud pública a nivel mundial, responsable de más de 20 millones de muertes anuales vinculadas a enfermedad cardiovascular (1). A pesar de que hasta el 80% de los infartos y accidentes cerebrovasculares prematuros son prevenibles mediante estrategias de prevención y tratamiento, la realidad es que el control de la hipertensión sigue siendo alarmantemente bajo, especialmente en países de ingresos bajos y medianos (2).
La World Heart Federation (WHF) ha advertido que solo 1 de cada 5 pacientes hipertensos tiene la presión arterial controlada, y que las políticas sanitarias siguen destinando apenas entre 1–2% de la financiación global de salud a la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares y otras ENT (3). Por ello, en la próxima 4ª Reunión de Alto Nivel de la ONU sobre ENT y Salud Mental (septiembre 2025), la WHF plantea como prioridad que los gobiernos se comprometan a tratar a 500 millones de personas adicionales con hipertensión de aquí a 2030 (4).
Este llamado global interpela directamente a los gobiernos nacionales y regionales. En Venezuela, y particularmente en Mérida, donde la hipertensión representa una de las principales causas de consulta, hospitalización y mortalidad, la necesidad de integrar esta problemática en la agenda de salud pública local resulta impostergable (5).
La hipertensión: un enemigo silencioso con alto costo en Venezuela y Mérida
La hipertensión arterial es conocida como el “asesino silencioso”, pues la mayoría de los pacientes cursa sin síntomas hasta que se presentan complicaciones graves como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o insuficiencia renal. Se estima que uno de cada tres adultos en el mundo es hipertenso, pero solo uno de cada cinco logra mantener un control adecuado (1).
En Venezuela, la hipertensión representa la principal causa prevenible de enfermedad cardiovascular, y su prevalencia ha aumentado en paralelo al envejecimiento poblacional, el sedentarismo, el consumo de sal y alcohol, así como la falta de acceso sostenido a medicamentos antihipertensivos (5). En la región andina y particularmente en Mérida, la crisis del sistema sanitario ha generado brechas adicionales: escasez de recursos diagnósticos, irregularidad en la provisión de tratamientos y limitadas campañas educativas en la comunidad.
Las consecuencias trascienden la esfera clínica: la hipertensión mal controlada incrementa la carga de discapacidad, afecta la productividad laboral y genera un alto costo social para las familias y el sistema de salud (2). Según la WHF, si no se intensifican los programas de prevención y tratamiento, la hipertensión seguirá siendo uno de los principales obstáculos para alcanzar la meta de reducir en 25% la mortalidad prematura por ENT establecida por la OMS en su iniciativa “25 x 25” (4,5).
De la agenda global a la acción local: cinco compromisos clave
En el marco de la 4ª Reunión de Alto Nivel de la ONU sobre ENT y Salud Mental, la World Heart Federation (WHF) ha presentado un paquete de acciones prioritarias que buscan guiar a los gobiernos en la lucha contra la hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares. Estas medidas no son abstractas; por el contrario, ofrecen un marco práctico que puede y debe ser adoptado en todos los niveles de gobierno, incluido el ámbito regional y municipal en Mérida (1,3).
Tratar a 500 millones más de personas con hipertensión para 2030, con la meta de alcanzar un 50% de control global al 2050. En Mérida, esto implica reforzar la red ambulatoria de atención primaria, garantizar disponibilidad de medicamentos antihipertensivos básicos (IECA, ARA II, betabloqueantes, diuréticos, antagonistas del calcio) y capacitar al personal de salud en diagnóstico precoz.
Aplicar impuestos saludables al tabaco, alcohol y bebidas azucaradas de al menos 50%. A nivel regional, esto podría traducirse en una campaña de concientización y presión política para que estos recursos se destinen a programas de prevención cardiovascular en la red hospitalaria merideña.
Implementar las guías de calidad del aire de la OMS (2021) para reducir muertes cardiovasculares asociadas a contaminación. Mérida, con sus problemas de transporte público antiguo y altos niveles de combustión en zonas urbanas, puede avanzar con políticas ambientales municipales, como el fortalecimiento de transporte eléctrico y zonas verdes.
Abordar inequidades en salud y establecer mecanismos sostenibles de financiamiento. Esto requiere focalizar estrategias en comunidades rurales de difícil acceso en los páramos y zonas periurbanas, donde la cobertura sanitaria es menor.
Reducir en 50% las muertes y la discapacidad por ENT para 2050, en todas las edades. No limitar la acción al rango 30–70 años, como lo plantea el ODS 3.4, sino extender programas de prevención a jóvenes y adultos mayores, reconociendo que en Venezuela la hipertensión afecta incluso a edades tempranas (4).
La aplicación de estas medidas en el contexto merideño exige un liderazgo activo del Gobierno de Salud de Mérida, en alianza con universidades, sociedades médicas y comunidades organizadas. De este modo, la región podría convertirse en un ejemplo de cómo los compromisos internacionales pueden transformarse en acciones locales efectivas que salvan vidas (5).
Una agenda impostergable para el Gobierno de Salud de Mérida
El llamado de la World Heart Federation (WHF) no puede quedar en el terreno de las declaraciones globales: debe traducirse en políticas públicas tangibles. Para el Gobierno de Salud de Mérida, esto significa asumir un rol de liderazgo en la lucha contra la hipertensión arterial, con acciones inmediatas y sostenibles que respondan a la realidad regional (1,3,5).
- Programa regional de diagnóstico precoz de hipertensión. Implementar jornadas periódicas de pesquisa en ambulatorios, universidades, centros comunitarios y espacios públicos, con registro electrónico que permita construir un mapa epidemiológico actualizado de la hipertensión en Mérida.
- Garantía de acceso continuo a medicamentos esenciales. Gestionar, en alianza con el Ministerio del Poder Popular para la Salud y con proveedores locales, un mecanismo de suministro estable de antihipertensivos de bajo costo, evitando interrupciones que comprometen la adherencia terapéutica.
- Fortalecimiento de la atención primaria. Capacitar al personal de salud en guías actualizadas de manejo de hipertensión y promover el seguimiento en red, con especial énfasis en comunidades rurales y periurbanas donde la cobertura es más débil.
- Campañas de educación y prevención cardiovascular. Desarrollar programas de comunicación en radio, televisión y redes sociales que promuevan la reducción del consumo de sal, el ejercicio físico regular y la disminución del tabaquismo y alcohol. Estas campañas deben incluir a escuelas y universidades para formar hábitos saludables desde edades tempranas.
- Integración de la salud con políticas ambientales y sociales. Incorporar la hipertensión en un enfoque multisectorial que incluya transporte público más limpio, políticas de alimentación saludable en comedores escolares y programas comunitarios de recreación activa.
- Creación de un Observatorio Merideño de Hipertensión y ENT. Este organismo técnico-científico, en alianza con la Universidad de Los Andes y sociedades médicas, permitiría evaluar resultados, generar evidencia local y garantizar continuidad en las políticas más allá de ciclos políticos.
Con estas acciones, Mérida no solo estaría respondiendo a un reto sanitario urgente, sino que se alinearían las prioridades locales con la agenda global de salud cardiovascular, transformando un desafío en una oportunidad para construir confianza, equidad y sostenibilidad en el sistema sanitario regional (2,4,5,7).
Incorporar con urgencia el Programa HEARTS de las Américas
Una de las herramientas más efectivas y adaptadas a la realidad latinoamericana es el Programa HEARTS de las Américas, impulsado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS). Su propósito es integrar el control de la hipertensión y la prevención cardiovascular en la atención primaria de salud, mediante protocolos estandarizados, disponibilidad de medicamentos esenciales, formación continua del personal sanitario y sistemas de información modernos.
Actualmente, más de 30 países de la región han iniciado la implementación del Programa HEARTS, con resultados demostrados en el aumento del diagnóstico temprano y en la mejora del control de la presión arterial (6). Venezuela no puede permanecer al margen de esta iniciativa, y Mérida, como ciudad universitaria y centro de referencia médica en la región andina, tiene las condiciones para convertirse en un territorio piloto.
El Gobierno de Salud de Mérida debería, con carácter de urgencia:
Adoptar los protocolos estandarizados de manejo de hipertensión de HEARTS, adaptándolos al contexto local.
Integrar a la red de ambulatorios y hospitales merideños en la iniciativa, comenzando con pilotos en áreas urbanas de alta demanda y en comunidades rurales con mayor vulnerabilidad.
Aliarse con la Universidad de Los Andes, sociedades médicas y la OPS, para establecer un plan de formación continua del personal y asegurar la calidad de los procesos.
Conectar la implementación de HEARTS con las metas globales de la WHF y la Declaración de la ONU 2025, mostrando que Mérida puede ser pionera en la región andina en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en salud (2,3).
La incorporación de HEARTS no solo permitiría responder al llamado global con una acción concreta, sino que también aportaría un marco técnico, científico y financiero validado internacionalmente. En palabras de la OPS, “HEARTS es la vía más costo-efectiva para reducir la carga de la hipertensión y salvar millones de vidas” (6).
Conclusión: un compromiso de vida
La hipertensión arterial no es un problema aislado, sino un reto político, sanitario y social que interpela directamente a los gobiernos. La WHF lo ha colocado en el centro de la agenda mundial, y ahora corresponde a cada región actuar en consecuencia.
En Mérida, incorporar la hipertensión como prioridad en la política pública de salud significa salvar vidas, reducir inequidades y fortalecer el sistema sanitario. El Gobierno de Salud de Mérida tiene en sus manos la posibilidad de pasar de la retórica a la acción: implementar programas de diagnóstico, asegurar medicamentos, fortalecer la atención primaria, educar a la población y, de manera urgente, adoptar el Programa HEARTS de las Américas como hoja de ruta.
El tiempo de actuar es ahora. Porque cada latido cuenta. Y porque, como se ha señalado recientemente, las enfermedades cardiovasculares son más letales que las guerras, amenazando no solo la salud, sino también la seguridad y la paz social de nuestras comunidades (7).
Referencias
World Heart Federation. Pocket Guide: Cardiovascular health at the heart of global action. Geneva: World Heart Federation; 2025. Disponible en: https://world-heart-federation.org/how-we-do-it/policy-advocacy/
World Heart Federation. World Heart Report 2025: Online Version. Geneva: World Heart Federation; 2025. Disponible en: https://world-heart-federation.org/world-heart-report-2025
World Heart Federation. Position Statement on Noncommunicable Diseases: 4th UN High-Level Meeting on NCDs and Mental Health. Geneva: World Heart Federation; 2025. Disponible en: https://world-heart-federation.org/un-high-level-meeting-on-ncds-and-mental-health/
World Heart Federation. Position Statement Summary on NCDs: 4th UN High-Level Meeting on NCDs and Mental Health. Geneva: World Heart Federation; 2025. Disponible en: https://world-heart-federation.org/how-we-do-it/policy-advocacy/
Núñez Medina TJ. Hipertensión arterial en Venezuela: la carrera hacia los objetivos 25 x 25. Instituto Educardio; 2023. Disponible en: https://institutoeducardio.net/hipertension-arterial-en-venezuela-la-carrera-hacia-los-objetivos-25-x-25/
Pan American Health Organization. HEARTS in the Americas: Improving hypertension control in primary health care. Washington, D.C.: PAHO/WHO; 2023. Disponible en: https://www.paho.org/en/hearts-americas
Núñez Medina TJ. Más letales que las guerras: Enfermedades cardiovasculares, seguridad y paz. Instituto Educardio; 2024. Disponible en: https://institutoeducardio.net/mas-letales-que-las-guerras-enfermedades-cardiovasculares-seguridad-paz/