
Resumen
En una época donde el cambio climático afecta profundamente la salud humana, el Centro Clínico Marcial Ríos Morillo (CCMRM), ubicado en Mérida, Venezuela —una de las regiones más vulnerables del país—, ofrece un ejemplo tangible de bioética ambiental en el ámbito de la medicina privada. Este artículo reflexiona sobre la preservación de un pequeño bosque urbano con 161 árboles frondosos dentro de las instalaciones del CCMRM, concebido no solo como pulmón ecológico, sino como símbolo de responsabilidad social, prevención cardiovascular y compromiso intergeneracional. A través del análisis de la interacción entre entorno y enfermedades no transmisibles, se destacan los principios universales de bioética de la UNESCO como fundamento de una medicina que protege tanto la vida humana como la del planeta.
El CCMRM no es solo una empresa de salud. Es una institución que respira con su comunidad.
Al conservar su entorno y ofrecer una medicina con conciencia ambiental, representa una forma de salud solidaria, extensiva al bienestar de todos los merideños y al futuro de su territorio. La experiencia del CCMRM demuestra que sembrar árboles también puede ser una forma de curar corazones (7,8).
Medicina, ambiente, bioética y salud en el siglo XXI
El siglo XXI ha revelado con fuerza la interdependencia entre la salud humana y la salud del planeta. El cambio climático ya no es solo un reto ambiental, sino una amenaza directa para la medicina clínica y la salud pública global. Temperaturas extremas, eventos climáticos severos, pérdida de biodiversidad y contaminación atmosférica tienen consecuencias claras en el aumento de enfermedades no transmisibles, especialmente cardiovasculares y respiratorias (1–3).
En este contexto, la bioética —entendida como la reflexión sistemática, interdisciplinaria y fundada en principios sobre los dilemas que emergen en la relación entre vida, salud, ciencia, tecnología y sociedad— adquiere una dimensión ampliada. No se trata solo de guiar decisiones clínicas individuales, sino de orientar las responsabilidades sociales e institucionales en defensa de la vida humana y de la naturaleza que la sustenta (4,5).
La bioética clínica contemporánea, por tanto, no puede limitarse a los principios tradicionales de beneficencia y autonomía individual. Se impone hoy una ética de la responsabilidad global, del cuidado del entorno y de la equidad intergeneracional. La medicina moderna, si desea seguir siendo humanista, debe ser también ambientalista.
En este marco, el Centro Clínico Marcial Ríos Morillo (CCMRM) representa mucho más que una institución de salud privada. Fundado con una visión de excelencia médica y servicio a la comunidad merideña, hoy se erige como referente de innovación ética en medio de una crisis ecológica silenciosa. Su compromiso con la vida no se limita a la consulta ni al quirófano, sino que se expresa también en el cuidado de su entorno.
Uno de sus gestos más significativos es la conservación de un bosque urbano de 161 árboles dentro de su propiedad. Este espacio verde no solo regula el microclima local, capta CO₂ y mitiga el estrés urbano: se ha convertido en un símbolo tangible de una medicina que respira con el planeta. En un territorio como Mérida, donde el retroceso glaciar y los eventos climáticos extremos ya afectan la vida cotidiana (6), esta acción concreta expresa una bioética clínica ampliada, sensible al futuro de la humanidad y de la Tierra (4,5).
Mérida frente al cambio climático: una ciudad en vulnerabilidad
Mérida, enclavada en la región andina venezolana, ha sido históricamente reconocida por su clima templado, su biodiversidad y sus glaciares. Sin embargo, en las últimas décadas, el cambio climático ha alterado de forma drástica su equilibrio ambiental. El retroceso del glaciar del Pico Humboldt, junto a la desaparición del hielo permanente en el Pico Bolívar, simbolizan una pérdida irreversible del patrimonio natural venezolano y una evidencia local del calentamiento global (6).
Las temperaturas promedio han aumentado, los patrones de lluvia se han vuelto más erráticos, y los eventos climáticos extremos como deslaves o sequías son cada vez más frecuentes. La deforestación urbana, producto del crecimiento desordenado y de la falta de políticas verdes, ha reducido la capacidad de amortiguación climática de la ciudad.
Estas alteraciones ambientales tienen consecuencias sanitarias directas e indirectas. El aumento de enfermedades respiratorias, los golpes de calor, la proliferación de vectores y, sobre todo, la intensificación de los factores de riesgo cardiovascular son algunas de las más graves. Además, el impacto ecológico genera efectos sociales: empobrecimiento, migración interna, inseguridad alimentaria y aumento de la desigualdad. La salud, entendida en su dimensión más amplia, está en juego.
Entorno y salud cardiovascular: una relación vital
El sistema cardiovascular es particularmente vulnerable a los efectos del entorno. Diversas investigaciones han demostrado que la exposición a contaminantes del aire, al calor extremo y al ruido ambiental incrementa significativamente el riesgo de hipertensión, infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular y muerte súbita (1–3).
En entornos urbanos sin vegetación adecuada, la “isla de calor” aumenta la carga fisiológica sobre el corazón. La falta de espacios verdes también reduce la actividad física y eleva los niveles de estrés, dos factores determinantes de riesgo cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que los ambientes saludables son parte esencial de las estrategias de prevención de enfermedades no transmisibles (1).
En Venezuela, donde el acceso a medicamentos y servicios es limitado, la prevención cobra un valor incalculable. Por ello, la presencia de un bosque urbano como el del CCMRM no solo es estéticamente valiosa: es clínica y epidemiológicamente significativa. Cada árbol plantado es una apuesta por la disminución de riesgos, por la promoción del bienestar y por una medicina que empieza antes del diagnóstico.
Principios bioéticos universales y deber ecológico en salud
La bioética moderna, especialmente en su dimensión clínica y social, no puede estar desvinculada de los determinantes ecológicos de la salud. La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (UNESCO, 2005) establece principios que permiten fundamentar una medicina más comprometida con la protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad (art. 17), así como con las generaciones futuras (art. 16) (4).
Estos principios reconocen que el cuidado de la vida humana exige también el cuidado de las condiciones que la hacen posible. En este sentido, la práctica médica no puede limitarse a intervenir sobre el cuerpo del paciente, sino que debe asumir su rol en la promoción de una ecología de la salud, donde la prevención se ejerce también desde el entorno.
La justicia, la responsabilidad y la solidaridad —principios también incluidos en dicha declaración—, se traducen en acciones como la conservación de espacios verdes, la educación ambiental, y la promoción de un desarrollo sostenible desde las instituciones sanitarias. El CCMRM, al proteger activamente su área forestada, está haciendo efectiva esta bioética ampliada. No es solo un acto simbólico: es un posicionamiento institucional que reconoce el vínculo esencial entre salud y planeta.
El bosque del CCMRM: un modelo de medicina ecoética
En un entorno urbano cada vez más degradado, el bosque del Centro Clínico Marcial Ríos Morillo constituye un acto de resistencia bioética y una propuesta de medicina integral. Este pulmón verde, con 161 árboles frondosos, no solo captura toneladas de CO₂ al año y mejora la calidad del aire: también ofrece sombra, regula el microclima y proporciona refugio a aves y pequeños ecosistemas locales.
Pero su valor va más allá de lo ambiental. Este bosque tiene una dimensión simbólica y educativa. Es un aula viva para promover campañas de sensibilización ambiental, visitas escolares, caminatas terapéuticas y jornadas de salud comunitaria. Representa una forma concreta de convertir la infraestructura hospitalaria en un espacio de prevención, educación y esperanza.
Al integrarse a la misión institucional del CCMRM, este espacio verde reconfigura el sentido de lo clínico. La medicina ya no está contenida sólo en consultorios o quirófanos, sino también en jardines, senderos, brisas y copas de árboles. Esta comprensión ampliada del cuidado permite al CCMRM posicionarse como un referente de medicina ecoética en Venezuela, en sintonía con los retos del presente y las exigencias del futuro.
La salud como bien común: ODS y responsabilidad empresarial
La protección del bosque del CCMRM no solo encarna un principio bioético, sino que también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas. De forma particular, esta acción institucional se vincula directamente con el ODS 3 (salud y bienestar), el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y el ODS 13 (acción por el clima) (6).
El bosque del CCMRM se convierte así en un bien común urbano, que trasciende el espacio privado y genera un impacto positivo en la comunidad merideña. Este tipo de iniciativas representan una forma tangible de responsabilidad social empresarial (RSE) en el sector salud, y contribuyen a construir instituciones confiables, respetadas y coherentes con su misión (7,8).
En un sistema sanitario tensionado por la crisis, la desigualdad y la mercantilización, el CCMRM demuestra que es posible un modelo diferente: una medicina que cuida la vida y el entorno, que construye futuro y que responde a su tiempo con acción y conciencia. Esta visión proyecta al centro clínico como un referente de sostenibilidad ética, capaz de inspirar a otras instituciones del país y la región (7,8).
Conclusión poética: un corazón que late en verde
El bosque del CCMRM no es un adorno ni una casualidad. Es un manifiesto. Es el eco silencioso de una medicina que ha entendido que la salud no se limita al cuerpo, sino que se extiende a la atmósfera, al suelo y al tiempo que nos rodea.
En un mundo donde el cambio climático ya afecta los corazones, sembrar árboles es también una forma de prevención. En una ciudad donde los glaciares retroceden y la incertidumbre crece, conservar un bosque es conservar el futuro.
Este pulmón verde que respira en la Avenida Urdaneta de Mérida recuerda que el acto médico puede ser también un acto ecológico, que sanar también es cuidar, y que proteger la vida humana implica honrar el entorno que la sostiene.
Allí, entre ramas y sombras, late un corazón ampliado. Late el bosque del CCMRM.
Y late, además, un modelo de empresa de salud solidaria, comprometida con el desarrollo sostenible de Mérida. Que cuida a la persona y al entorno. Que entiende que la salud de cada paciente está unida a la salud de la comunidad, del aire, del agua y de los árboles. En tiempos de incertidumbre climática y desigualdad, el CCMRM se reafirma como institución al servicio del bien común, sembrando vida para hoy y esperanza para mañana.
El bosque que cuida el corazón
Poema sobre ambiente, salud cardiovascular y bioética en el CCMRM
En la arteria viva de la ciudad andina,
respira un bosque pequeño, silencioso, firme.
Dieciséis árboles —sentinelas del oxígeno—
vigilan la salud que no se ve, pero se siente.
No portan estetoscopios ni marcapasos,
pero regulan el ritmo de un ecosistema herido.
Cada hoja es una defensa contra la hipertensión del mundo,
cada sombra, un alivio al estrés del corazón urbano.
Porque no hay pulso sano sin aire limpio,
ni arteria libre sin entorno protegido.
La salud cardiovascular nace también del suelo,
del clima, del silencio que cura, del verde que perdura.
En tiempos donde el planeta infarta,
este bosque es prevención, es tratamiento, es ética.
Una clínica que no solo atiende cuerpos,
sino que protege el latido mayor: el de la Tierra.
Referencias
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World Health Organization. Climate change and noncommunicable diseases. Geneva: WHO; 2021.
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Salas RN, Knappenberger P, Horton RM, et al. Climate change and cardiovascular disease: JACC state-of-the-art review. J Am Coll Cardiol. 2020;76(8):1016–1028.
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Watts N, Amann M, Arnell N, et al. The 2023 report of the Lancet Countdown on health and climate change. Lancet. 2023;402(10397):2346–2392.
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United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization. Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. París: UNESCO; 2005.
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d’Empaire Yanes G, F de d’Empaire ME. En busca de una medicina más humana: bioética clínica del día a día. Caracas: Dr. Igor´s Palacios Society; 2020.
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United Nations. Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nueva York: ONU; [citado 2025 may 10]. Disponible en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
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Núñez Medina TJ. La Sociedad Médica del Centro Clínico: su razón de ser [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 may 10]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/la-sociedad-medica-del-centro-clinico-su-razon-de-ser/
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Núñez Medina TJ. Centro Clínico: motor de transformación institucional y sostenibilidad desde el saber médico [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 may 10]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/centro-clinico-motor-de-transformacion-institucional-sostenibilidad-desde-el-saber-medico/