Introducción: Cuando la reforma se convierte en una necesidad impostergable
En 2010, la Comisión Lancet para la educación de los profesionales de la salud propuso una transformación profunda del modelo formativo global, al identificar como desafíos centrales la fragmentación de los sistemas, la rigidez curricular, la débil articulación entre educación y servicios, y la falta de adaptación a contextos cambiantes (1). Aunque el diagnóstico fue de alcance mundial, sus planteamientos resultan especialmente pertinentes en el caso venezolano, donde múltiples factores estructurales han afectado de manera significativa la capacidad de las instituciones universitarias y hospitalarias para sostener trayectorias formativas integrales.
A pesar del compromiso sostenido de docentes, gestores y clínicos, el deterioro progresivo de la infraestructura, la migración de talentos, la disminución del financiamiento público y el aumento de la carga asistencial han desafiado profundamente la labor educativa en los escenarios clínicos (2–4). En este contexto, la educación médica continua (EMC) ha adquirido una relevancia creciente como espacio complementario para la actualización profesional, impulsada por el esfuerzo conjunto de sociedades científicas, plataformas académicas, redes clínicas y actores institucionales que buscan sostener la excelencia formativa (5).
No obstante, la expansión de la EMC plantea también nuevos retos: necesidad de gobernanza compartida, aseguramiento de calidad, alineación curricular y reconocimiento formal de competencias. La visión transformadora de la Comisión Lancet, basada en la formación centrada en el profesional, el aprendizaje interprofesional y el compromiso social, ofrece un marco valioso para orientar estos procesos en el contexto venezolano (1). Este artículo propone una lectura contextualizada de dicha visión, integrando enfoques de colaboración educativa (6), resolución de problemas aplicados a la práctica clínica (7) y fundamentación ética del acto educativo, especialmente en condiciones de adversidad (8).
¿Qué es la Comisión Lancet?
La Comisión Lancet sobre la Educación de los Profesionales de la Salud para el Siglo XXI fue una iniciativa internacional conformada por expertos en salud pública, educación médica, políticas sanitarias y gestión institucional, convocada por The Lancet y liderada por Julio Frenk y Lincoln Chen. Su informe, publicado en 2010, representa uno de los diagnósticos más influyentes sobre los desafíos y oportunidades de la educación en salud a escala global (1).
El documento analizó la disfuncionalidad de los sistemas formativos tradicionales ante los retos sanitarios del siglo XXI, y propuso una agenda de transformación basada en tres niveles progresivos de aprendizaje: educación informativa, formativa y transformadora. La Comisión enfatizó la necesidad de fortalecer el liderazgo profesional, fomentar el aprendizaje interprofesional, alinear la educación con los sistemas de salud, e incorporar principios éticos y de equidad en el proceso formativo.
La Comisión Lancet y su llamado a la transformación global
La Comisión Lancet sobre la educación de los profesionales de la salud, publicada en 2010, constituyó un hito al identificar con claridad los problemas estructurales de los sistemas formativos sanitarios a nivel mundial y proponer un marco estratégico para su transformación (1). El informe señala que, pese a los notables avances científicos y tecnológicos del siglo XXI, persiste una brecha crítica entre el conocimiento disponible y la calidad de atención que reciben los pacientes. Esta paradoja se agrava por tres deficiencias sistémicas interrelacionadas: la fragmentación de los programas educativos, la rigidez de los modelos curriculares y la desalineación entre formación profesional, necesidades sanitarias y estructuras de prestación de servicios.
Entre sus propuestas destacan: el rediseño curricular basado en competencias, el aprendizaje interprofesional, el uso de tecnologías digitales, la gobernanza compartida y la evaluación del impacto social del proceso educativo. En países con sistemas colapsados como Venezuela, estas recomendaciones adquieren un carácter urgente: no se trata solo de reformar, sino de restablecer condiciones mínimas para garantizar el derecho a una educación médica de calidad.
Venezuela hoy: la triple crisis formativa
La formación médica en Venezuela enfrenta una triple crisis superpuesta: universitario-académica, hospitalaria-asistencial e institucional-gubernamental. Las universidades han sido severamente desfinanciadas; los hospitales carecen de insumos, personal y condiciones básicas; y el sistema de formación profesional carece de una gobernanza clara. Esta combinación no solo compromete la calidad de la atención, sino también la sostenibilidad del capital humano en salud (2–5).
La EMC ha emergido como una vía alternativa y muchas veces la única estrategia activa de formación, pero opera en un contexto de alta fragmentación, con iniciativas no siempre articuladas entre sí ni con las políticas de salud. Esta triple crisis exige más que programas aislados: requiere una visión integradora, ética y operativa para reorientar la formación continua como una política sanitaria nacional.
La educación médica continua como respuesta ética y estratégica
En Venezuela, la EMC se ha convertido en una forma de resistencia ética y profesional. Ya no es una extensión de la universidad, sino un acto de compromiso clínico y educativo. Para ser verdaderamente transformadora, la EMC debe avanzar de un enfoque informativo a uno formativo y transformador, centrado en competencias, liderazgo, trabajo interprofesional y acción en contextos reales (1,6,7).
Esta transformación requiere de criterios claros de calidad, marcos éticos, integración con los servicios de salud activos y regulación institucional. La EMC puede ser un puente entre lo que existe y lo que necesita reconstruirse, pero solo si se concibe como estrategia nacional, no como paliativo temporal.
La educación médica continua transformadora: principios para una estrategia nacional
En vez de depender de modelos aislados, la EMC debe articularse a partir de principios orientadores que guíen su desarrollo, alineados con los enfoques por competencias y con la ciencia de cómo aprenden los médicos a lo largo de su trayectoria profesional (9,10):
- Pertinencia: alineada con necesidades epidemiológicas locales y los problemas reales que enfrentan los clínicos en el entorno venezolano.
- Equidad: inclusiva y accesible en todo el territorio nacional, promoviendo la disminución de brechas formativas y tecnológicas.
- Integración: articulada con universidades, hospitales y servicios de salud, favoreciendo trayectorias formativas continuas.
- Ética profesional: orientada a la justicia sanitaria, la bioética del compromiso, el respeto al paciente y la responsabilidad social.
- Evaluación continua: sustentada en sistemas de acreditación, retroalimentación formativa y mejora progresiva del desempeño clínico.
- Competencia transformadora: centrada en resultados medibles, capacidades transferibles y formación adaptativa.
- Aprendizaje significativo: basado en la identificación de necesidades cognitivas, la participación activa, la reflexión crítica y la incorporación en la práctica, tal como lo demuestran las investigaciones sobre el “angor cognitivo” y los entornos de aprendizaje clínico real (9).
- Sistemas de certificación y recertificación profesional: la EMC debe estar vinculada a un sistema formal de mantenimiento de la certificación de competencias, que promueva no solo la actualización técnica, sino también la rendición de cuentas profesional, la garantía pública de calidad y el compromiso con el desarrollo continuo (11).
Estos principios permiten establecer un marco común de acción que no depende de condiciones ideales, sino de voluntad colaborativa, apropiación profesional y sentido de urgencia ética.
Propuesta de acción: Reinvención de la formación médica continua en Venezuela
Se propone una hoja de ruta realista para reinventar la EMC:
- Marco nacional por competencias: consensuado, basado en necesidades del sistema de salud.
- Articulación con servicios activos: formación integrada con la atención.
- Digitalización inclusiva: tecnología como medio, no como fin.
- Gobernanza ética: regulación, transparencia y evaluación.
- Liderazgo médico como educador: revalorizar el rol del formador clínico.
Este enfoque propone una EMC como columna vertebral de la reconstrucción educativa y sanitaria.
Discusión: Educación médica continua en tiempos de emergencia prolongada
La EMC representa una estrategia de supervivencia académica, pero también una oportunidad de transformación estructural. Tiene el potencial de fortalecer redes, sostener la dignidad profesional y rearticular un sistema fragmentado. Sin embargo, también enfrenta riesgos: superficialidad formativa, informalización, agotamiento del talento humano y desarticulación institucional.
Asumir la EMC como estrategia ética y no como medida improvisada exige voluntad política, compromiso gremial y alianzas institucionales. Enseñar en crisis no es un privilegio, sino una responsabilidad moral.
Conclusiones
La educación médica continua transformadora no es un lujo ni una moda. En contextos de colapso institucional, es una estrategia urgente para sostener el profesionalismo, reconstruir capacidades y dignificar la atención en salud. Inspirada en los principios de la Comisión Lancet, adaptada a la realidad venezolana y orientada por valores éticos, la EMC puede ser un punto de partida para reimaginar la formación sanitaria como motor de salud pública y justicia social.
Referencias
- Frenk J, Chen L, Bhutta ZA, Cohen J, Crisp N, Evans T, et al. Health professionals for a new century: transforming education to strengthen health systems in an interdependent world. Lancet. 2010;376(9756):1923–58.
- Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IAHULA). Emergencia humanitaria en salud: situación del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes. Mérida: IAHULA; 2024.
- Venezuelan Humanitarian and Refugee Crisis. Washington DC: Center for Disaster Philanthropy; 2020.
- Observatorio Venezolano de la Salud. Situación crítica de la educación médica en Venezuela. Caracas: OVS; 2023.
- Sociedad Venezolana de Cardiología. Normas de educación médica continua 2024. Caracas: SVC; 2024.
- Hammick M, Freeth D, Koppel I, Reeves S, Barr H. A best evidence systematic review of interprofessional education: BEME Guide no. 9. Med Teach. 2007;29(8):735–51.
- Smith BH, Hodge M, Offei Y, et al. Problem-solving for better health: a program to address primary health care problems in the developing world. World Health Forum. 1994;15(1):38–43.
- Aebischer Perone S, Martinez E, du Mortier S, et al. Non-communicable diseases in humanitarian settings: ten essential questions. Conflict and Health. 2017;11:17.
- Núñez-Medina T. Angor cognitivo y educación médica: cómo aprenden los médicos en escenarios de alta carga asistencial. Instituto Educardio; 2025. Disponible en: https://institutoeducardio.net/angor-cognitivo-educacion-medica/
- Núñez-Medina T. Postgrados de cardiología en Venezuela bajo el enfoque de competencias. Instituto Educardio; 2025. Disponible en: https://institutoeducardio.net/postgrados-de-cardiologia-en-venezuela-bajo-el-enfoque-de-competencias/
- Institute of Medicine. Redesigning continuing education in the health professions. Washington DC: National Academies Press; 2010.