
Introducción
En tiempos de profundas transformaciones en el sistema sanitario venezolano, marcados por la fragilidad institucional, la migración del talento humano en salud y la precariedad de los servicios asistenciales, emerge con fuerza la necesidad de replantear el rol del médico y de las instituciones clínicas como agentes activos en la construcción de un modelo sostenible de salud. Esta transformación no solo concierne al ámbito asistencial, sino que se extiende de manera integral al campo universitario y académico, exigiendo nuevas formas de relación entre el conocimiento, la práctica clínica y la responsabilidad social (1).
En este escenario complejo, la Sociedad Médica del Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo (CCMRM) se constituye como una estructura estratégica cuya misión va mucho más allá de la educación continua: es un espacio donde convergen la formación médica, la investigación aplicada, la ética profesional y el compromiso con el bienestar de las comunidades. Su razón de ser se ancla en una visión bioética del ejercicio médico, que reconoce en la enseñanza, el saber científico y la cooperación interinstitucional, herramientas fundamentales para generar bienestar sostenible (2).
Uno de los pilares fundamentales de esta proyección ha sido la alianza estratégica entre el CCMRM y la Universidad de Los Andes (ULA), una de las casas de estudio con mayor prestigio en el país y en América Latina. A través de convenios de cooperación educativa, asistencial y de investigación, se ha trazado una hoja de ruta que fortalece el vínculo entre la medicina universitaria y la práctica clínica real. Esta sinergia entre el sector público (universitario) y el privado (asistencial) no solo revitaliza el quehacer médico, sino que abre caminos para innovar en la formación profesional y en la producción de conocimiento contextualizado a los desafíos regionales (3).
La Sociedad Médica del CCMRM, en articulación con estas alianzas intersectoriales, asume así una doble responsabilidad: consolidar la excelencia técnica de sus miembros mediante programas de actualización, certificación y docencia continua; y al mismo tiempo, impulsar un modelo de medicina ética, social y solidaria, al servicio de la dignidad humana. Su horizonte estratégico integra los principios universales de la bioética clínica —beneficencia, justicia, autonomía y no maleficencia— como ejes de toda actividad educativa y científica.
Este artículo propone una reflexión estructurada sobre la razón de ser, funciones y proyección de la Sociedad Médica, desde una mirada crítica y constructiva que entrelaza la educación médica con el compromiso comunitario y la sostenibilidad institucional. En ella, se reconoce al médico no solo como clínico, sino también como formador, investigador y ciudadano ético, capaz de incidir en las estructuras de salud desde una praxis transformadora.
Fundamento estatutario y visión institucional
La Sociedad Médica del Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo (CCMRM) se encuentra formalmente contemplada en el Título XI de los estatutos generales del centro. Allí se establece con claridad su naturaleza, composición, funciones y mecanismos de financiamiento. Lejos de ser un órgano decorativo, esta Sociedad constituye una estructura funcional clave para garantizar la calidad científico-técnica, ética y formativa del cuerpo profesional del centro, en concordancia con los principios institucionales y la misión social del CCMRM.
Según el Artículo 60, la Sociedad Médica es la instancia responsable de que sus integrantes —médicos, bioanalistas y otros profesionales de la salud— se mantengan actualizados, científicamente informados y éticamente comprometidos. Para ello, organiza cursos, jornadas, conferencias y otras actividades culturales y científicas orientadas a fortalecer una visión holística del profesional de la salud, superando el reduccionismo técnico y reivindicando el carácter humano y social de la práctica clínica(1).
En el Artículo 61, se define su estructura inclusiva, integrada por los médicos y bioanalistas adscritos al CCMRM, así como por los médicos de cortesía y otros profesionales que laboran en el centro. Esta amplitud refuerza su naturaleza interdisciplinaria y la posibilidad de una formación médica colaborativa que responda a los nuevos desafíos de la salud pública.
El Artículo 62 otorga autonomía normativa a la Sociedad Médica, la cual se regirá por su propio reglamento, y le asigna un papel activo en la conformación de las comisiones de ética, credenciales y especialidades, en trabajo conjunto con la Junta Administradora. De esta forma, se institucionaliza su corresponsabilidad en la gobernanza sanitaria del CCMRM, dotándola de voz y voto en asuntos cruciales de calidad profesional y regulación interna.
En cuanto a su sostenibilidad operativa, el Artículo 63 establece un modelo de financiamiento mixto: aportes de la Junta Administradora, contribuciones de sus miembros e ingresos propios provenientes de actividades educativas o alianzas con entes públicos y privados. Esto permite proyectar la Sociedad Médica como una entidad dinámica, con capacidad para autogestionarse y diversificar sus fuentes de ingreso, en sintonía con modelos modernos de sostenibilidad organizacional.
Finalmente, el Artículo 64 define las relaciones externas de la Sociedad Médica, con énfasis en su vinculación con universidades, sociedades científicas, entes culturales y organizaciones asistenciales tanto nacionales como internacionales. En este marco, se contempla su capacidad para crear, gestionar y distribuir programas universitarios de educación cardiovascular continua (presenciales y en línea), apoyar procesos de certificación y recertificación profesional, impulsar registros clínico-epidemiológicos con herramientas telemáticas, y promover programas comunitarios de salud cardiovascular(1).
Estos elementos estatutarios configuran una visión institucional integral en la que la Sociedad Médica no solo tiene una función técnica, sino también ética, formativa, investigativa y social. Su acción es coherente con el espíritu fundacional del CCMRM como centro que ha hecho del saber médico una herramienta de transformación institucional, impulsando alianzas estratégicas con universidades como la Universidad de Los Andes (ULA) y proyectando su experiencia hacia modelos de sostenibilidad desde el conocimiento (2,3)
Educación médica y formación continua como deber ético
En el contexto de un país donde los desafíos sanitarios y económicos erosionan la calidad y continuidad de la formación médica, la educación continua deja de ser una opción para convertirse en un deber ético y profesional ineludible. La Sociedad Médica del CCMRM asume esta tarea con convicción institucional, comprendiendo que el compromiso con la actualización científica y técnica de sus miembros es, en última instancia, un acto de responsabilidad hacia los pacientes y hacia la sociedad.
Inspirada en los principios de la bioética clínica y en los estándares internacionales de calidad profesional, esta educación no puede limitarse a la acumulación de información. Debe configurarse como un proceso integral, orientado al desarrollo de competencias clínicas, comunicacionales, éticas y sociales, adaptadas a las realidades cambiantes del entorno venezolano. En este sentido, la formación continua representa un instrumento no solo de mejoramiento individual, sino de fortalecimiento colectivo de la práctica médica en tiempos de crisis.
El Centro Clínico, a través de su Sociedad Médica y con el apoyo de alianzas universitarias como la establecida con la Universidad de Los Andes, ha iniciado el desarrollo de Programas Universitarios de Educación Cardiovascular Continua, en modalidad presencial y virtual. Estos programas incorporan modernas herramientas tecnológicas, metodologías pedagógicas activas y entornos virtuales de aprendizaje, permitiendo superar las barreras geográficas, económicas y logísticas que afectan la capacitación médica en Venezuela (1).
Adicionalmente, la Sociedad Médica impulsa la certificación y recertificación profesional como garantía de excelencia y mecanismo de autorregulación. En un contexto donde los sistemas públicos de control se han debilitado, estas iniciativas se convierten en expresiones de autonomía ética profesional, y en una forma de restituir la confianza social en el acto médico. La certificación no solo valida conocimientos, sino que confirma un compromiso con la mejora continua y con la salud como bien público.
Esta estrategia educativa se articula, además, con la promoción de seminarios, cursos modulares, jornadas científicas y foros bioéticos, abriendo espacios de reflexión crítica sobre los desafíos del ejercicio médico contemporáneo. El saber técnico, en este modelo, debe integrarse con el juicio prudencial y el discernimiento ético para enfrentar situaciones límite, vulnerabilidad social y dilemas clínicos complejos.
Por todo ello, la educación médica continua, tal como la entiende y promueve la Sociedad Médica del CCMRM, es ante todo una práctica ética de cuidado del otro y de sí mismo, una respuesta concreta al llamado profesional de servir con conocimiento actualizado, pero también con conciencia crítica, sensibilidad humana y responsabilidad institucional.
Investigación clínica aplicada y registros para el bien común
La investigación médica, cuando se enraíza en las necesidades reales de la población y se orienta por principios éticos, se convierte en una poderosa herramienta de transformación social. La Sociedad Médica del CCMRM asume este principio con claridad: investigar no es una actividad marginal, sino una responsabilidad profesional al servicio del bien común. En un entorno donde la evidencia local escasea y muchas decisiones clínicas se adoptan sobre modelos foráneos descontextualizados, promover una investigación situada, ética y aplicable resulta indispensable.
En esta línea, la Sociedad Médica impulsa el desarrollo de registros clínicos y epidemiológicos cardiovasculares, diseñados e implementados con herramientas de teleinformática. Estos registros no solo permiten sistematizar la experiencia clínica del centro, sino que ofrecen datos relevantes para la toma de decisiones, el diseño de políticas institucionales y la mejora continua de los procesos asistenciales. Son, en sí mismos, una forma de generar conocimiento útil, confiable y comprometido con la realidad nacional (1).
La prioridad no es la publicación por prestigio académico, sino la producción de información que impacte en la calidad de atención, en la gestión clínica y en la formación profesional. Este enfoque se distancia del modelo tradicional de investigación centrado en intereses industriales o métricas académicas desconectadas de la práctica. Aquí, investigar implica escuchar a los pacientes, sistematizar la experiencia local, visibilizar problemas estructurales y construir respuestas desde la ciencia y la ética.
La Sociedad Médica actúa también como plataforma de formación investigativa, especialmente para médicos jóvenes, residentes y estudiantes vinculados al CCMRM y a la Universidad de Los Andes. La inclusión de proyectos de investigación en los programas de formación continua, así como el acompañamiento metodológico y ético, fortalece una cultura de indagación crítica y responsabilidad epistémica, necesaria en el profesionalismo médico del siglo XXI.
Esta apuesta por la investigación clínica aplicada se articula con los principios de justicia y equidad: generar datos para mejorar la atención de los más vulnerables, para entender mejor los determinantes sociales de la enfermedad y para defender el derecho a una salud digna con base en evidencia. Así, la bioética se convierte en el puente que une ciencia y conciencia, al tiempo que legitima el conocimiento como bien público y herramienta para la sostenibilidad institucional.
Promoción de salud y vínculo con las comunidades
Una institución médica no puede reducir su campo de acción al acto clínico ni a la formación académica de sus profesionales. Su legitimidad ética y social se consolida en la medida en que se convierte en agente activo de promoción de salud y transformación comunitaria. En este sentido, la Sociedad Médica del Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo (CCMRM) asume la promoción de la salud cardiovascular como parte integral de su razón de ser, y la desarrolla mediante estrategias educativas, comunicacionales y tecnológicas que buscan empoderar a la población y reducir las brechas en el acceso al conocimiento útil para la prevención de enfermedades.
Uno de los instrumentos fundamentales para ello es el diseño y la ejecución de Programas Comunitarios de Promoción de la Salud Cardiovascular, desarrollados a través de Entornos Virtuales de Aprendizaje. Estas plataformas permiten extender el alcance del centro más allá de sus paredes físicas, facilitando el acceso libre y contextualizado a contenidos educativos que promueven el autocuidado, la alimentación saludable, el control de factores de riesgo y la adherencia a tratamientos. Esta modalidad, apoyada en recursos multimedia y contenidos adaptados al nivel cultural del público, responde a los principios de equidad, justicia sanitaria y responsabilidad institucional (1).
Además, la Sociedad Médica participa activamente en campañas presenciales y mixtas (virtuales y físicas) de educación en salud en sectores populares, instituciones educativas y organizaciones comunitarias. Estas acciones de extensión son diseñadas en colaboración con médicos, enfermeras, bioanalistas y estudiantes, y muchas veces articuladas con la Universidad de Los Andes, en el marco de programas de servicio comunitario, pasantías y rotaciones integrales. Así se promueve una formación médica con sentido de comunidad, que pone en práctica el principio bioético de la solidaridad.
Estas actividades, lejos de ser actos filantrópicos ocasionales, forman parte de una estrategia estructural de sostenibilidad institucional basada en el conocimiento: el saber médico como bien público, el profesional como educador social, y la institución como centro de conciencia sanitaria. Este modelo se aleja de la lógica puramente asistencialista o mercantil, para afirmar una visión integral de la salud como derecho humano y responsabilidad colectiva.
En última instancia, la promoción de la salud desde la Sociedad Médica no es solo un servicio a la comunidad, sino una forma de devolver a la sociedad lo que el conocimiento médico ha recibido de ella. Es también un acto de justicia y gratitud, que humaniza el ejercicio profesional y refuerza el tejido ético que sostiene toda institución de salud con propósito.
La bioética como eje transversal: saber, responsabilidad y justicia (versión ampliada con nuevas referencias)
En un mundo donde el conocimiento médico avanza con vertiginosa rapidez, pero no siempre al mismo ritmo que la justicia social o la equidad en salud, se hace imprescindible una reflexión ética constante que guíe las decisiones clínicas, educativas y organizacionales. Para la Sociedad Médica del CCMRM, la bioética no es un complemento ni una asignatura teórica: es el eje transversal que da sentido, dirección y legitimidad a todo su accionar institucional.
Inspirada en los principios de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO —autonomía, beneficencia, no maleficencia, justicia, dignidad humana y solidaridad—, la Sociedad Médica articula la educación continua, la investigación y la promoción de salud con una profunda conciencia moral de la realidad venezolana. Esto implica preguntarse no solo qué se hace y cómo se hace, sino para qué se hace y a quién se sirve con cada acción formativa o científica(1).
Desde esta óptica, el saber médico se convierte en una forma de responsabilidad, y la práctica profesional en un acto de justicia. La bioética permite interpelar los automatismos técnicos, los intereses corporativos y las decisiones clínicas deshumanizadas, devolviendo al paciente —y por extensión a la comunidad— el lugar central que le corresponde en el proceso de atención y formación médica. Así, se promueve una ética de la proximidad, donde el otro no es solo objeto de intervención, sino sujeto de derecho y de cuidado(2).
Los recientes análisis realizados por el Instituto Educardio evidencian esta dimensión ética en tres frentes complementarios: el paciente con infarto ante un sistema de salud fragmentado y desigual(3), la figura del médico-empresario y las tensiones entre rentabilidad y responsabilidad social(4), y la necesidad de recuperar la dimensión espiritual, simbólica y moral del ejercicio profesional en contextos de crisis (5). Estas reflexiones no son ajenas al quehacer de la Sociedad Médica, que encuentra en ellas argumentos para fortalecer su modelo de acción bioética, educativa y comunitaria.
Además, el legado ético de figuras como el Dr. José Gregorio Hernández es reivindicado por la Sociedad Médica como referente inspirador. Su vida, dedicada al servicio, al estudio riguroso y a la compasión, se convierte en símbolo de un modelo profesional donde ciencia, espiritualidad y compromiso social no se contradicen, sino que se integran en armonía. En la fachada del Colegio de Médicos de Mérida, su imagen no solo adorna: interpela y orienta.
En definitiva, la bioética, en la visión de la Sociedad Médica del CCMRM, no es una frontera que limita, sino un horizonte que humaniza y amplía. Es la brújula que permite sostener el rumbo institucional incluso en medio de crisis, y el fundamento último para construir una medicina que no solo cure, sino también comprenda, respete y transforme.
Conclusión: hacia una medicina con propósito comunitario y sostenibilidad institucional
La Sociedad Médica del Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo representa mucho más que una estructura académica interna o un órgano consultivo dentro de una clínica privada. Es, en realidad, la expresión viva de un modelo institucional que coloca el saber médico, la ética profesional y el compromiso comunitario en el centro de su misión. En un país atravesado por múltiples crisis —sanitaria, económica, social y moral—, esta sociedad médica se convierte en un referente de resiliencia organizacional y de visión transformadora.
A lo largo del presente artículo se ha evidenciado que su razón de ser no se agota en la formación continua ni en la actividad científica. Su horizonte estratégico articula la educación médica como deber ético, la investigación como herramienta de justicia social, la promoción de salud como compromiso con los más vulnerables, y la bioética como brújula para toda toma de decisiones clínicas, docentes o institucionales.
El vínculo con la Universidad de Los Andes, y con otras instituciones públicas y privadas, reafirma la necesidad de avanzar hacia alianzas intersectoriales que potencien el impacto del conocimiento, democratizando el acceso a la formación y promoviendo modelos sostenibles de atención sanitaria. Esta lógica de cooperación sustituye la competencia fragmentaria por un tejido colaborativo, donde el centro clínico deja de ser un enclave cerrado para convertirse en un motor de transformación comunitaria.
Finalmente, esta reflexión nos interpela como profesionales de la salud: ¿estamos formando médicos o simplemente técnicos? ¿Estamos educando para el mercado o para la justicia? ¿Estamos organizando una sociedad médica para acumular diplomas, o para dignificar la vida de quienes más lo necesitan? Frente a estas preguntas, la Sociedad Médica del CCMRM se define por su vocación ética, su acción formativa y su compromiso histórico con una medicina que no se vende, sino que se ofrece con ciencia, conciencia y compasión.
Dr. Tulio José Núñez Medina
Cardiólogo Clínico e Intervencionista
MSc. Bioética Clínica
Referencias
- Estatutos del Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo. Título XI: La Sociedad Médica. Mérida; 1993.
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- Núñez Medina TJ. Centro Clínico: motor de transformación institucional. Sostenibilidad desde el saber médico [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/centro-clinico-motor-de-transformacion-institucional-sostenibilidad-desde-el-saber-medico/
- Núñez Medina TJ. Centro Clínico Dr. Marcial Ríos Morillo: 48 años de servicio y conciencia médica en tiempos de transformación [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/centro-clinico-dr-marcial-rios-morillo-48-anos-de-servicio-y-conciencia-medica-en-tiempos-de-transformacion/
- UNESCO. Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos [Internet]. París: UNESCO; 2005 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000146180
- Núñez Medina TJ. Tres caminos para un corazón en crisis: el paciente con infarto de miocardio ante la encrucijada moral del sistema de salud venezolano [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/tres-caminos-para-un-corazon-en-crisis-el-paciente-con-infarto-de-miocardio-ante-la-encrucijada-moral-del-sistema-de-salud-venezolano/
- Núñez Medina TJ. La paradoja del médico-empresario: modelos sociales rentables frente a la medicina crematística en Venezuela [Internet]. Instituto Educardio; 2024 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/la-paradoja-del-medico-empresario-modelos-sociales-rentables-frente-a-la-medicina-crematistica-en-venezuela/
- Núñez Medina TJ. El reto moral ante una nueva realidad [Internet]. Instituto Educardio; 2025 [citado 2025 mayo 4]. Disponible en: https://institutoeducardio.net/33664-2/